Immanuel Kant (1724- 1804) trata la dimensión de la belleza, la singularidad de la experiencia estética, en la Crítica del juicio.
El juicio estético, el juicio vinculado a la valoración de la belleza y su generación de placer, es apriorístico y subjetivo. Kant así, en su Crítica del juicio, pensará la estética más allá de las apreciaciones personales respecto a lo que es bello. El pensador de la mirada trascendental descubrirá la estética como sitio de la liberación de los objetos de la naturaleza, y como placer de la reintegración o reconciliación del sujeto, antes herido por el dolor, por el displacer de la dualidad.
Lo bello para Kant no es ni un estado propio del objeto percibido ni una percepción agotaba en la mera subjetividad de los individuos.
La estética kantiana se suspende sobre una primera afirmación o principio: "Lo bello es el objeto de un placer desinteresado". La experiencia estética no surge del deseo, de la expectativa de un embargarse en una sensación de agrado. Lo desinteresado alude a la índole esencialmente contemplativa del placer estético. La percepción de lo bello no es inicio de una senda de medios hacia un fin específico. En la dimensión estética, el sujeto se emancipa de una acción orientada hacia un logro particular. Por otro lado, el conocimiento estético bulle sin conceptos, sin el imperativo de una demostración conceptual o justificación lógica del singular contenido de belleza del objeto bello. La belleza no expresa al objeto en sí mismo, no revela así un concepto universal y necesario que determine lo bello de una cosa, sea ésta un lago, una rosa, un paraje nevado o el cuerpo ondulante y espumoso del mar. El objeto bello no posee explicación, es indefinible, inútil y gratuito. No es efecto de un concepto ni, como observamos antes, de una finalidad.
Pero la ausencia del concepto no significa ausencia de forma. El juicio estético expone una forma universal y a priori de la experiencia. "La belleza es la forma de la finalidad de un objeto en cuanto ésta es percibida sin la representación de un fin". El juicio estético es una "finalidad sin fin", el objeto experimentado desde el placer estético es libre de toda finalidad, de todo concepto. El juicio estético siempre se remitirá a la percepción de un objeto singular, en un sitio particular del espacio y el tiempo. Pero la experiencia de este objeto bello concreto, empírico y singular, se despliega como universal dado que puede afectar a la diversidad de los sujetos. Lo bello no desciende desde un mero concepto; sólo nace cuando el objeto afecta a un sujeto. La belleza no brota del objeto mismo sino del modo como un sujeto lo percibe; y esta recepción sí adquiere la condición de una forma apriorística y universal.
La universalidad del juicio estético satisface al entendimiento y su determinación de un orden general. Pero lo universal del juicio estético carece de un concepto dado, carece de un fin, está libre de una ley condicionante; es una "legalidad sin ley". La imagen de la belleza experimentada por el sujeto nace así de la imaginación, de la imaginación estética. Entonces, "sea lo que sea el objeto (cosa o flor, animal u hombre), no es representado y juzgado en términos de su utilidad, ni de acuerdo con cualquier propósito al cual pueda servir, ni tampoco en vista de su finalidad...En la imaginación estética, el objeto es representado más bien libre de todas esas relaciones y propiedades, siendo libre él mismo". La experiencia estética, en lo que posee de universal, remite al entendimiento. Pero la imagen bella de la planta se origina en la respuesta imaginativa del sujeto afectado por ella. El placer frente al objeto bello entonces sería el resultado de la armonización entre el entendimiento y su objetividad, y la imaginación como sensual y espontánea respuesta del sujeto. El placer surge de esta armonía entre lo racional y universal, y lo imaginativo y subjetivo.
Kant pensará la diferencia entre belleza natural y arte. En el arte impera una obra o producir; por su parte, lo bello de la naturaleza deriva de un mero hacer . El arte es la obra que surge por medio de la libre voluntad creadora, del talento natural del genio que le confiere una regla al arte. Apreciar los objetos bellos es parte del gusto; su creación es atributo del genio. El genio apela al entendimiento como forma ordenadora de una imaginación desenfrenada. La belleza natural, valorada principalmente como producto de la naturaleza, carece de la mediación de una voluntad creadora.
fuente: http://www.temakel.com/ensayobellezakantschiller.htm
El juicio estético, el juicio vinculado a la valoración de la belleza y su generación de placer, es apriorístico y subjetivo. Kant así, en su Crítica del juicio, pensará la estética más allá de las apreciaciones personales respecto a lo que es bello. El pensador de la mirada trascendental descubrirá la estética como sitio de la liberación de los objetos de la naturaleza, y como placer de la reintegración o reconciliación del sujeto, antes herido por el dolor, por el displacer de la dualidad.
Lo bello para Kant no es ni un estado propio del objeto percibido ni una percepción agotaba en la mera subjetividad de los individuos.
La estética kantiana se suspende sobre una primera afirmación o principio: "Lo bello es el objeto de un placer desinteresado". La experiencia estética no surge del deseo, de la expectativa de un embargarse en una sensación de agrado. Lo desinteresado alude a la índole esencialmente contemplativa del placer estético. La percepción de lo bello no es inicio de una senda de medios hacia un fin específico. En la dimensión estética, el sujeto se emancipa de una acción orientada hacia un logro particular. Por otro lado, el conocimiento estético bulle sin conceptos, sin el imperativo de una demostración conceptual o justificación lógica del singular contenido de belleza del objeto bello. La belleza no expresa al objeto en sí mismo, no revela así un concepto universal y necesario que determine lo bello de una cosa, sea ésta un lago, una rosa, un paraje nevado o el cuerpo ondulante y espumoso del mar. El objeto bello no posee explicación, es indefinible, inútil y gratuito. No es efecto de un concepto ni, como observamos antes, de una finalidad.
Pero la ausencia del concepto no significa ausencia de forma. El juicio estético expone una forma universal y a priori de la experiencia. "La belleza es la forma de la finalidad de un objeto en cuanto ésta es percibida sin la representación de un fin". El juicio estético es una "finalidad sin fin", el objeto experimentado desde el placer estético es libre de toda finalidad, de todo concepto. El juicio estético siempre se remitirá a la percepción de un objeto singular, en un sitio particular del espacio y el tiempo. Pero la experiencia de este objeto bello concreto, empírico y singular, se despliega como universal dado que puede afectar a la diversidad de los sujetos. Lo bello no desciende desde un mero concepto; sólo nace cuando el objeto afecta a un sujeto. La belleza no brota del objeto mismo sino del modo como un sujeto lo percibe; y esta recepción sí adquiere la condición de una forma apriorística y universal.
La universalidad del juicio estético satisface al entendimiento y su determinación de un orden general. Pero lo universal del juicio estético carece de un concepto dado, carece de un fin, está libre de una ley condicionante; es una "legalidad sin ley". La imagen de la belleza experimentada por el sujeto nace así de la imaginación, de la imaginación estética. Entonces, "sea lo que sea el objeto (cosa o flor, animal u hombre), no es representado y juzgado en términos de su utilidad, ni de acuerdo con cualquier propósito al cual pueda servir, ni tampoco en vista de su finalidad...En la imaginación estética, el objeto es representado más bien libre de todas esas relaciones y propiedades, siendo libre él mismo". La experiencia estética, en lo que posee de universal, remite al entendimiento. Pero la imagen bella de la planta se origina en la respuesta imaginativa del sujeto afectado por ella. El placer frente al objeto bello entonces sería el resultado de la armonización entre el entendimiento y su objetividad, y la imaginación como sensual y espontánea respuesta del sujeto. El placer surge de esta armonía entre lo racional y universal, y lo imaginativo y subjetivo.
Kant pensará la diferencia entre belleza natural y arte. En el arte impera una obra o producir; por su parte, lo bello de la naturaleza deriva de un mero hacer . El arte es la obra que surge por medio de la libre voluntad creadora, del talento natural del genio que le confiere una regla al arte. Apreciar los objetos bellos es parte del gusto; su creación es atributo del genio. El genio apela al entendimiento como forma ordenadora de una imaginación desenfrenada. La belleza natural, valorada principalmente como producto de la naturaleza, carece de la mediación de una voluntad creadora.
fuente: http://www.temakel.com/ensayobellezakantschiller.htm
Muy buen post, resumido y completo.
ResponderEliminarMe ayudó bastante en mi trabajo.
A seguir así!
un saludo
Leyendo sobre estetica no entendia muy bien a kant y tu texto me ayudo a la mejor comprensión
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